Tras una semana de clima alterado, una primavera de principios humedos y unas vacaciones fingidas de educación intensa, el tiempo libre y ajustado a los metros cuadrados del piso en que habita le hace pensar en sus ojos...
Eran rosados como las flores, como la ternura que inspira una niña de tres años con un corte de pelo bajo. Eran rosados como lo mas sutil que puede ser el sexo femenino, tan rosados que a veces costaba creer que fueran ciertos. La memoria falla, mas a el, el tiempo agota, hace daño, produce consecuencias, la distancia golpea, ataca fuerte una tras otra acometida sin cesar, y pensando a escasos dos metros de la ventana viendo caer la nieve en un viernes proclamado santo, nota que a olvidado un color, su mente ya no reconoce la mezcla del rojo y blanco y que aquellos ojos una vez rosados, se ven negros en su recuerdo.
Es lamentable no poder olvidar cuando se quiere, no tanto lo es olvidar un montón de cosas absurdas que acontecen con los dias. Pero esto, el no poder olvidar lo que desea le impacienta, nunca tuvo miedo, nunca tuvo temor, pero si ha sido muy impaciente.
No desea olvidar los ojos, no quiere si quiera dejar de pensar en su poseedor, tan solo necesita olvidar como querer para poder continuar andando el dia de mañana sin tener que distraerse, sin tener que detenerse un segundo tras 28 minutos de carrera continua para agarrarse el pecho y menguar el dolor de su corazón.
Es un viernes mas, de una semana mas de uno de tantos años por venir, solo que hoy ha notado que ya no ve el color rosado de sus ojos, que ahora son negros.
Eran rosados como las flores, como la ternura que inspira una niña de tres años con un corte de pelo bajo. Eran rosados como lo mas sutil que puede ser el sexo femenino, tan rosados que a veces costaba creer que fueran ciertos. La memoria falla, mas a el, el tiempo agota, hace daño, produce consecuencias, la distancia golpea, ataca fuerte una tras otra acometida sin cesar, y pensando a escasos dos metros de la ventana viendo caer la nieve en un viernes proclamado santo, nota que a olvidado un color, su mente ya no reconoce la mezcla del rojo y blanco y que aquellos ojos una vez rosados, se ven negros en su recuerdo.
Es lamentable no poder olvidar cuando se quiere, no tanto lo es olvidar un montón de cosas absurdas que acontecen con los dias. Pero esto, el no poder olvidar lo que desea le impacienta, nunca tuvo miedo, nunca tuvo temor, pero si ha sido muy impaciente.
No desea olvidar los ojos, no quiere si quiera dejar de pensar en su poseedor, tan solo necesita olvidar como querer para poder continuar andando el dia de mañana sin tener que distraerse, sin tener que detenerse un segundo tras 28 minutos de carrera continua para agarrarse el pecho y menguar el dolor de su corazón.
Es un viernes mas, de una semana mas de uno de tantos años por venir, solo que hoy ha notado que ya no ve el color rosado de sus ojos, que ahora son negros.